UNA REFLEXIÓN SOBRE LA RESIDENCIA DE MAYORES ‘MANUEL CAMPILLO’ DE SANTOMERA

familia murcia

Nació la idea de crear esta residencia de la voluntad de una alma generosa y servicial, alguien que vio en nuestro pueblo un lugar donde ofrecer todo lo que la vida le había ofrecido a ella. Su cuerpo está enterrado bajo un panteón que lleva su nombre en el cementerio de Santomera. Hablamos de quien protagoniza la imagen que compartimos, doña María Murcia Rebagliato, quien además se preocupó de que los más pobres de Santomera tuvieran un hogar en el que vivir, los conocidos ‘cuarticos’ de la carretera de Abanilla. También le debemos a ella ‘Casa Grande’.

No es momento ahora de cuestionar cómo se gestionó su herencia, si se respetó o no la voluntad que dejó por escrito su marido don Manuel Campillo, si la residencia se estableció como ella hubiese querido. Tiempo habrá, si la salud nos lo permite, de poner blanco sobre negro.

Creo, vecinos, que de lo que es momento es de guardar un profundo luto por todos aquellos que nos están dejando. Un pueblo que se muestre agradecido debe mostrar respeto por sus mayores. Y este luto no debe solo estar cargado de buenas intenciones sino también de actos que le correspondan.

Quiero creer que moralmente vamos a ser capaces de pensar en ellos, aun después de que ya no estén entre nosotros. Ojalá pudiéramos pensar en todos como pensó doña María cuando destinó gran parte de su patrimonio al futuro de nuestro pueblo, para que hoy, al menos, muchos pudieran estar bajo un techo. Quiero creer que en el fondo tenemos la suficiente entereza que se requiere en estos casos para saber cómo debemos comportarnos. Quiero creer que si al menos se van de la peor forma posible, somos capaces de rendirles todo el respeto que esté en nuestras manos.

Son los mayores los que nos abandonan sin una despedida en condiciones, sin que se les pueda dedicar el último adiós que todo el mundo merece. No veamos estas muertes como muertes ajenas, pues con ellos se marcha una parte de nosotros, se muere la parte más noble de nuestra sociedad. Y no. No se trata de sumergirnos en la tristeza, sino de mostrarles el respeto que se ganaron en vida.

La actitud y el ánimo para salir de esta crisis en la que todos estamos sumergidos, no debería nunca remplazar la lealtad que le debemos a todos ellos. ‘Silencio’ por cada uno de los que se están marchando injustamente.

 

 

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

 

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