A DON JUAN

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Estimados vecinos de Santomera, pregoneros de la Semana Santa de esta Villa, amigos y familia, seguidores de la singular Historia de las rosas verdes de Santomera, les presentamos a una persona verdaderamente especial. Ante todos ustedes, y con la vista puesta en nuestra próxima Semana Santa: don Juan Murcia y Rebagliato, primer protagonista de la Historia de las rosas verdes de Santomera, Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén (la ‘Cama’).

Don Juan fue bisabuelo de don Claudio Hernández-Ros Murcia; nieto del primer Murcia llegado a Santomera, don Juan Murcia Martínez; e hijo de don Antonio Murcia García, probablemente el primer Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Abogado del ilustre Colegio de Madrid, Comendador de número de la Real y distinguida Orden Americana de Isabel la Católica, Caballero de la Orden de Carlos III,  Caballero Hijo-dalgo de la villa de Madrid, Caballero de la Orden del  Santo Sepulcro de Jerusalén… Diputado Provincial, expositor de prestigio en certámenes de floricultura, miembro de los jurados más importantes de botánica nacional del siglo XIX español.

Sepa el pueblo de Santomera, en estas fechas tan señaladas, que durante la década de los años setenta del siglo XIX, don Juan plantó un ejemplar de rosas verdes en la Finca del Jardín.  En plena huerta creó un paraíso floral que acogió un total de 214 variedades de rosas. Todas ellas, incluida la rosa verde, fueron clasificadas escrupulosamente y presentadas en el Jardín del Buen Retiro de Madrid en el año 1880, en la Exposición Nacional de Plantas, Flores y Aves, organizada por la Asociación madrileña protectora de los animales y las plantas.

 “El laudable propósito de mejorar las costumbres, educando a la humanidad en el bien y fortaleciendo las creencias y los sentimientos que apagan todo instinto cruel y toda tendencia perniciosa, han agrupado en los pueblos cultos a los hombres de buena voluntad.” Así comienza la crónica que recoge La Ilustración Española y Americana de dicha Exposición, el 15 de junio de 1880.

La Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento, creada por la ley de 1º de Agosto, en su Tomo XV (de abril a julio 1880), nos relata que “sobre bonitas bandejas, sostenidas por ligeros pies de fina madera, lucen también en el expresado pabellón las admirables colecciones de variadas y aromáticas rosas presentadas por el muy distinguido expositor D. Juan Murcia y Rebagliato.   S . M. la Reina se ha fijado principalmente en dichas colecciones de flores sueltas, prodigándolas grandes elogios”.

La familia Murcia, de raíces huertanas, al unirse con la familia Rebagliato, comerciantes italianos de origen, tuvieron, además de una apasionada afición a la floricultura, un absoluto interés por la agricultura. Casi todos los miembros de esta familia consiguieron premios en certámenes de floricultura y horticultura.

Hablamos de una institución que en numerosas y continuas ocasiones ha dado muestras de generosidad, solidaridad y caridad hacia nosotros. Han dado trabajo a más de medio pueblo en su historia, se han volcado con sus vecinos en los  peores momentos. No hay ni un solo episodio trágico en nuestra historia donde ellos no se hayan dado a nosotros. Han cultivado entre los suyos el espíritu de la entrega a los demás, el amor a un pueblo que siempre vieron como propio. Valga, entre el resto, el ejemplo de don Claudio para acreditar estas palabras.

El 12 de mayo de 1891, a la edad de 39 años, falleció don Juan. Las rosas verdes, desde el siglo XIX, han estado custodiadas de generación en generación hasta nuestros días, con no poco recelo, respeto y esfuerzo. En todos y cada uno de sus protagonistas ha habitado en su mente el convencimiento de lo que estas flores podían significar el día de mañana para el pueblo de Santomera y sus vecinos. Y ese día, estimados vecinos,  ha llegado.

Mientras muchos otros tesoros, por avatares del destino,  han ido desapareciendo por el camino hasta nuestros días, ellas, este símbolo que atesora nuestra propia historia se ha convertido en la gran superviviente de nuestro último siglo y medio, una auténtica odisea, un legado de incalculable valor patrimonial. Una reliquia que convierte Santomera en un pueblo único.

La familia Murcia, como siempre, sigue con nosotros. Son ellos, a petición de Daniel Fuentes Campillo,  los que han ofrecido esta imagen de su antepasado para que esté en el altar de nuestra Iglesia el día del Pregón. Rogamos a Daniel, como a todas las personas involucradas, no tengan prisa dicho día y lean estas sencillas y humildes palabras dedicadas a don Juan y a los vecinos de Santomera. Que su imagen, junto a un merecido tributo,  nos sirva para `recordar’, un ejercicio en el que encontramos la mejor forma de honrar su memoria.

Sinceramente, no sabemos si actos como estos nos convierten en mejores personas a todos, lo que sí sabemos, lo que no nos cabe ni la menor duda, es que, al menos, confiamos en que nos ayuden a ser personas mucho más agradecidas.

 

He aquí,

vecinos de Santomera,

para la ilustre Historia de este pueblo y para que pueda ser contada a sus hijos con orgullo,

el origen de las rosas verdes de Santomera y su primer protagonista,

el Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén:

 

Don Juan Murcia y Rebagliato

 

 

Don Juan, le recordamos y le rendimos honores,

 Descanse en paz.

 

 

 

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

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