LA HISTORIA DEL AYUNTAMIENTO DE SANTOMERA, ¿LA HISTORIA DE UNA TRAICIÓN?

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“Parece ser que la integración de los partidos políticos al proceso de segregación no fue fácil. Los nuevos protagonistas de la política veían a la Comisión como los representantes del régimen anterior, a pesar de que estuviera integrada por gentes de todas las ideologías. (…) Surgió entonces una polémica entre la Comisión pro-Ayuntamiento y los representantes políticos sobre el protagonismo en la consecución de la tal ansiada independencia municipal y acerca de cuál sería la composición de la Comisión Gestora”. Quizás, por estas afirmaciones, el trabajo de Cristina González y Jose Antonio Campillo, Historia de la segregación del municipio de Santomera, está en los cajones de los políticos y nadie lo ha querido publicar aún. No demos estas lecturas al pueblo

Entre centenario y centenario, del trovero al poeta, en Santomera, en cuestiones históricas, hemos perdido el norte desde hace tiempo. Y esto no es una crítica. Es un hecho. No es de extrañar que haya una polémica de protagonismo, en círculos muy reducidos, entre ambos centenarios. Absurda por otra parte. Pero, ¿qué se puede esperar de quienes anteponen su propio nombre al del acontecimiento que pretenden homenajear? Y esto, esta actitud tan vil, es una constante en la historia del pueblo Santomera. El afán de protagonismo de unos buitres, inseparable del continuo desplante y desagradecimiento, por ellos mismos, a los que de manera generosa  nos han ido ofreciendo un futuro con su sincera y desinteresada entrega. Y creo, sinceramente, que todo obedece a algo tan antiguo como la envidia.

Esto es lo que sucedió con la creación de nuestro Ayuntamiento. Estamos, por mucho que nos duela a los que amamos a Santomera, ante la historia de una traición. Una traición por muchos políticos, que siempre han estado más preocupados por salir en una foto con una medalla que en la entrega fiel a su pueblo y a sus vecinos. Nuestro Ayuntamiento, la obra generosa por excelencia en nuestra historia, se ha convertido, por su propio proceder, en un monumento a lo que precisamente no quería la comisión que lo creó, a saber, una institución al servicio de las ideologías. Un monstruo que intenta, desde su creación, devorar a sus propios padres. Una fábrica de prejuicios en el que se ha fomentado el enfrentamiento entre vecinos, justamente lo que muy bien supo superar la comisión por- Ayuntamiento con una  grandeza y altura de miras por todos sus miembros que aún nadie ha podido superar. Y el delirio ha llegado hasta tal punto, señores, que “las izquierdas” y “las derechas” de Santomera han barrido hasta a sus propios referentes. Los han escondido en los cajones. El mundo al revés. No creo que se pueda estar más acomplejado.

En noviembre, cuando se cumplan 50 años del origen de nuestra aventura institucional, del relato cuya madera de sus personajes está muy por encima de todos los traidores que han llegado a ultrajar su obra, será, como siempre, mucho más fácil repartir bocadillos y bebida, una vuelta en bicicleta por Santomera y listo, no vaya a ser que alguien se entere de cómo nació nuestra casa, nuestro Ayuntamiento.

 

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

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