LA COMISIÓN PRO-AYUNTAMIENTO DE SANTOMERA: LA MAYOR LECCIÓN MORAL DE NUESTRA HISTORIA RECIENTE

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Corren tiempos difíciles en el municipio de Santomera. No me cabe duda que todas y cada una de las formaciones políticas quieren aportar su granito de arena para el bien de todos sus vecinos. Sin embargo, el tono de crispación está comenzando a ser altamente desagradable, y lo dice un servidor al que le encanta la polémica, alguien que piensa firmemente que la verdad está en la lucha.

Con el tiempo, y con los sinsabores correspondientes, he podido aprender en primera persona que no podemos gastar todas nuestras energías en dividir a los vecinos de un mismo pueblo, esta actitud adolece de una falta de inteligencia que solo en los resultados puede observarse. ¿Guerrear entre hermanos? ¿Crear cismas entre una misma familia? ¿Irritar a los demás cosechando ofensas por doquier? Creo que ha llegado la hora de ponernos todos a reflexionar un poco sobre el municipio que queremos dejarles a las generaciones venideras, y éste no puede ser un campo de batalla en el que ninguno nos reconozcamos como hermanos, en el que nadie recuerde que todos somos  hijos de la misma tierra, una raíces del mismo tronco.

Por ello, animo a todos, a mi mismo el primero, a alzar la vista atrás, a mirar el origen de las huellas que observamos todos los días en esa casa que es la casa de todos, nuestro Ayuntamiento. Un grupo de vecinos que se dejaron la piel para que todos nosotros podamos hablar sin miedo, sin el pánico que supone pensar que podemos ser montados en un camión y ser encarcelados, precisamente por pensar diferente, por tener voz propia. Esto mismo lo experimentó  ese vecino por el que lucho a diario para que su memoria no se olvide, hablo, y muchos ya lo saben, de Manolo de Jardín, Hijo Adoptivo de este municipio.

Este señor y un grupo de vecinos se cogieron de la mano para darnos el Ayuntamiento que hoy todos tenemos. No podían ser más diferentes, más dispares. Aún hay quienes no entienden cómo pudo nacer una amistad entre él y Jose María Sánchez Laorden, cómo teniendo el triste recuerdo almacenado en sus retinas de ver cómo se llevaban a su padre, pudo sacar fuerzas para estrechar la mano a quienes pensaban antagónicamente a él.

Supongo que muy pocas personas son capaces de esto, supongo que muy pocos tienen el coraje de entregar su vida por la comunidad más allá de tintes ideológicos, y es por ello por lo que se han convertido en vecinos ejemplares, en modelos a seguir, en un espejo en el que mirarnos y sentirnos orgullosos.

Santomera tiene Historia y sólo si nos vemos como hermanos que somos podremos llegar a tocar la cima que tocaron nuestros antepasados, un cielo lleno de generosidad y empatía, un escenario en el que los frutos cosechados podrán ser recogidos por todos.

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

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