“Al final no ha sido posible. Todos los esfuerzos que se llevaron a cabo durante los últimos meses para intentar devolverle la salud han resultado vanos. Sus pesadas ramas terminaron por resquebrajarse y, ante el peligro de que pudieran desprenderse y originar un lamentable accidente, la Concejalía de Obras y Servicios decidió talar sus centenarios brazos el pasado 16 de julio. Del ficus del Jardín, que tenía en sus raíces cerca de 170 años, solo ya queda su tronco y una pequeña parte de lo que un día fueron sus hermosos brazos; la intención es tratar de conservar su esqueleto como recuerdo de su antiguo esplendor”.
Revista la Calle. Nº 147. Septiembre 2015.
He aquí el ‘talante patrimonial’ de nuestro Ayuntamiento y de su revista propagandística. Esta es la ‘idea de conservación’ que se tiene desde la máxima institución de Santomera. Un tronco seco, ¿recuerdo de su antiguo esplendor? ¿En qué cabeza cabe? ¿Quién lo recuerda así? Desde uno de los viveros de mayor prestigio de Italia afirman que “es un absurdo dejar un cadáver en vía pública”. ¿Es la especulación urbanística un motivo del que sentirnos orgullosos? ¿Alguien ve en ese tronco “su antiguo esplendor”? Este ficus lo único que simboliza, lo único que señala con su sombra, es la poca atención y respeto que se tuvo con él. Terrible ambición política. Imperdonable la irresponsabilidad hacia nuestra historia y sus reliquias.
Ahora, le toca a las yucas. Espero que si mueren, utilizando la misma lógica que han utilizado hasta hora –más bien la falta de sentido-, las dejen a la vista de todo el mundo como “recuerdo de su antiguo esplendor”.
Parece que nos hemos vuelto todos locos. Sumen a estos infortunios e incapacidad por conservar nuestro patrimonio, “el regreso de las rosas verdes…”, anunciado por el Ayuntamiento el 4 de enero de este año y a la que le acompañaron una serie de ‘ilustres’ vecinos. Poner en valor lo propio mediante lo ajeno. Buscar fuera lo que tenemos dentro. Dar gato por liebre al pueblo de Santomera. Mentir deliberadamente. Y ya de paso, un Ayuntamiento que por activa y por pasiva pisa la memoria de uno de sus padres, un Ayuntamiento que tendrá que dar explicaciones sobre la surrealista reforma que han hecho de un edificio que ‘no lo re-conoce ni la madre que lo parió’.
Desde aquí, y por mucho que me pese, ante estas circunstancias, ante todos estos antecedentes, ante esta actitud compulsiva de acabar con nuestro patrimonio sí o sí, manifiesto públicamente mi deseo de que las autoridades competentes comiencen a plantearse el quitar el nombre de este parque y poner cualquier otro. Como vecino de Santomera y nieto de Manolo, ruego deje de llamarse Parque Manolo del Jardín a este cementerio. Sería el primero en firmar.
Un poco de respeto por nuestros muertos, un poco de respeto por lo que nos legaron. ¿Tanto estoy pidiendo?
MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ
MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ 