‘LA CAMA’ EN SU JARDÍN, UN HOMENAJE A LA BELLEZA

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Tallada para hacer inmortal un ancestral misterio, nació ‘La Cama’ con toda su majestuosidad: un brindis al espectáculo de lo bello, regocijo de la fe y pasión de sus cofrades, deleite para los sentidos de los santomeranos.

Una vez vestida, en otros tiempos y antes de procesionar, la exponían en la plaza del Jardín para rendir tributo al resto de joyas que amparo le daban. Coronada era por el árbol que más cerca estuvo de las nubes en Santomera, una erguida araucaria, mástil de la finca, que irrumpía entre los gruesos brazos del ficus más longevo de Murcia. Las rosas verdes, un auténtico desafío a las normas de la naturaleza, custodiadas por gigantescas yucas, acariciaban las raíces a uno y a otro.

Las legendarias naranjas del obispo, cuyo carruaje aguardaba bajo el techo y entre las paredes de la vivienda con más historias que contar del hidalgo pueblo, coqueteaban con limoneros dulces y viejos pomelos, antiguos naranjos, mandarinos y limeros, observados todos con altivez por las maduras palmeras datileras y las adolescentes washingtonas que de reojo contemplaban el manto de hierba buena mientras, entre caminos, las higueras verdales aún conservaban en la memoria a los espigados cipreses, siendo estos, según la literatura, árboles que creían en Dios.

Jazmineros de flor blanca y amarilla asomaban entre la rejería. A ellos se sumaban una larga fila de geranios, suculentas de multitud de variedades, que, acompañados de una infinidad de cactus, llegaban a la casa de su último cuidador, el fiel escudero de este complejo botánico y arquitectónico. La veterana almazara, a lo lejos y ya en silencio, era testigo de tal exhibición sin parangón en la historia de nuestro patrimonio, una ofrenda en sí misma a todas las personas que lo hicieron posible. Todos eran acordonados por una inmensa alfombra de limoneros que servía de telón de fondo.

Este que veis en la imagen es el Santo Sepulcro de Santomera y la que fue su histórica casa, ‘El Jardín’, un paraíso que hemos de escribir siempre en mayúscula. En él nació esta inmortal imagen un 17 de abril de 1981.

Tal día como hoy, vísperas del Viernes Santo, recibid todos este pequeño obsequio.

 

Manuel García Sánchez

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