HISTORIA DE LAS ROSAS VERDES DE SANTOMERA: CLAUDIA INFANTES COLL

8-96(1)

Hija de Manuel Infantes  y  Josefa Coll, Claudia posee apellidos que nos hacen  introducirnos en la historia más castiza del gallardo pueblo vecino de Beniel. Sus ancestros se remontan  al siglo XVIII. Melchor Coll y María Boscada, un matrimonio de origen valenciano, sembraron el germen de  los vecinos de Beniel que a gala proceden de este peculiar linaje. Así  lo demuestra Eugenio Coll del Rey en su monumental estudio: El origen del apellido Coll en Beniel, en el que rastrea y certifica el origen y evolución de esta estirpe.  Labradores y temporeros, la familia Coll se desarrolla a lo largo de siete generaciones desde su origen hasta mitad del siglo XX.

Esposa de Manuel García Peña (Manolo del Jardín), Claudia Infantes Coll llegó a Santomera con su marido el día del santo de su suegra Carmen,  el 16 de julio del año 1949, día también en que cumplía 20 años. Con su primera hija Claudia  en brazos entró al Jardín.  Pronto nacieron sus otros dos hijos: Manuel y Mari Carmen. Con los años, la descendencia se amplió con sus cuatro nietos: Jose Manuel, Amadeo, Manuel y Tamara.

Claudia no podía ser muy distinta a la persona con la que compartía vida y quehaceres, techo y lecho. Sencilla, llana, humilde, amable, servicial, recurrente, con un humor exento de la más mínima maldad,  cualquier calificativo positivo hace honor a esta humilde y gran persona, cualquier tipo de alabanza o semblanza sabe a poco. Siempre se ha dicho que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, he aquí este singular caso que no  solo demuestra este refrán, sino que corrobora también el contrario, a saber, detrás de una gran mujer, hay un gran hombre. O dicho con mayor propiedad, junto a un gran hombre siempre hay una gran mujer. 

Mucha suerte tuvo el pueblo de Santomera por recibir a estos  curtidos trabajadores vecinos de Beniel, a los que don Claudio Hernández-Ros Murcia, apoderado de su madre doña Maria Murcia Fernández, confío  sus propiedades en la zona de Murcia y Alicante. Recuerda doña Eugenia Kirkpatrick Mendaro, viuda de don Claudio, cómo se las tenía que ingeniar Claudia para hacer de comer en el Jardín en sus primeros años. Según doña Eugenia, era tal el abandono de la finca a finales de la primera mitad del siglo XX, «una auténtica selva», que Claudia tenía que rodear con un perímetro de agua la zona donde se disponía hacer la comida para evitar que las hormigas invadiesen los alimentos que cocinaba. Con Claudia y Manolo, se daría un antes y un después en la historia de esta finca, multiplicando, con sus cuidados, todo lo recibido por diez, fieles así a la parábola bíblica de los talentos.

Considerados, en un principio,  como forasteros por los santomeranos más recelosos de mitad del siglo XX, no tuvo que pasar mucho tiempo para que se ganaran la confianza y el respeto de todos los que tuvieron la oportunidad de entrar en contacto con ellos. Amante de la huerta y de las buenas costumbres y tradiciones como su marido, no hay santomerano de bien al que no se le ablande el corazón al recordarla. Los remedios caseros que tenía para cualquiera de los vecinos que acudía a su  sabiduría cotidiana, las puertas siempre abiertas para quienes solicitaban  consejo, y siempre la buena disposición para intentar ayudar a quienes  iban a pedir algún tipo de favor en aquellos años tan difíciles. Dos buenas personas  que  siempre consideraron a Santomera, como Beniel, pueblo suyo. Ojalá, algún día, por justicia, reciba su casa el nombre que realmente merece: Casa de la generosidad.

En la imagen de este breve panegírico, Claudia Infantes Coll en su casa rodeada del huerto de limoneros y naranjos plantados por su marido, acobijada por el histórico Jardín de la familia Murcia en Santomera y su casona, amparada por las rosas verdes, muy próxima a los cítricos más longevos de Santomera, a un paso de la almazara y a pocos metros de  ‘la Cama’, trono al que rindió todo su respeto y devoción. Difícil será olvidar cómo entre tantas grandes cosas necesitó tan poco para ser feliz.

 

 

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

Deja un comentario