FAMILIA ‘GARCÍA SÁNCHEZ’

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«Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y entonces un día no precisamente especial cogí mi maquina de escribir, me senté y escribí nuestra historia, una historia sobre una época, una historia sobre un lugar, una historia sobre la gente, pero por encima de todo una historia sobre el amor, un amor que vivirá para siempre»

Moulin Rouge

 

La historia de las rosas verdes de Santomera, siete generaciones conservando y protegiendo ‘el vegetal con mayor valor patrimonial de la localidad’

De don Juan Murcia  Rebagliato hasta nuestros días, desde el siglo XIX al siglo XXI, son siete las generaciones que han visto en las flores verdes  del Jardín motivos más que suficientes para conservarlas, razones incuestionables  para dar a las próximas generaciones lo que sus antepasados conservaron con no pocos esfuerzos. Una historia en la  que unas manos pasan a otras manos unas rosas que en estos momentos se han convertido en el centro de atención de curiosos y botánicos de casi todas partes del mundo, incluso  la prensa internacional está volcada con ellas y su historia.

Casi 150 años heroicos. Nada ni nadie las ha hecho desaparecer. Las personas que con mucha humildad han sabido proteger estas rosas, han conseguido convertirlas en las grandes supervivientes de lo que fue nuestro particular Jardín del Edén, un legado que ha llegado a nuestros días ‘cantando las gestas de antaño’, recordando los valores que han conseguido preservarlas, unas rosas que vienen a dar las gracias a todos los que han hecho posible su actual existencia. Una historia de generosidad y agradecimiento, esta es realmente la historia de las rosas verdes de Santomera.

En esta ocasión, presentamos a la sexta generación de esta historia.  A ellos en especial va dirigido este artículo. A ellos mi reconocimiento público, mi incondicional respeto.

 

Enlace García y Sánchez

Manuel García Infantes, hijo de Manuel García Peña y Claudia Infantes Coll,  y Juana Sánchez Navarro, hija de José Sánchez Campillo y Carmen Navarro Marín, casaron el 8 de mayo de 1982 en la iglesia de Nuestra señora del Rosario de Santomera.  De este enlace  nacieron sus hijos Manuel y Tamara. La familia ‘del Jardín’ y la familia de ‘los regantes’ quedarían unidas desde aquel día.  Aunque el que aquí escribe se enfrenta ante la dificultad de escribir esta historia con cierta  objetividad, sinceramente pienso que no fue poco el orgullo que sintió Manuel García Infantes al ser acompañado al altar por una mujer a la que no le cogía el corazón en el pecho. De la misma manera, dudo mucho que Juana Sánchez Navarro pudiera ir mejor acompañada,  uno de los brazos más generosos de la historia de Santomera la llevó ante los ojos de Dios y de los hombres.  Testigos del expediente matrimonial fueron Juan Francisco Nicolás Martínez y María Dolores Gea Ballester.

boda1 001  Manuel y su suegra ‘Carmen del regante’

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Juana y su suegro ‘Manolo del Jardín’

Como confiesa ‘Juanito’ en una de nuestras conversaciones, <<no podían ser más diferentes, pero se querían mucho>>. Y es que este matrimonio no fue nada usual. En ellos no se cumplió en ningún momento el mito de la media naranja. Diferentes a no poder más, quizás uno vio en el otro lo que le faltaba. Dos personas que,  pese a que entre ellos se produjo una  separación legal, se reconocieron entre si hasta el último día.

Manuel García Infantes enfermó de cáncer, enfermedad que acabó arrebatándole la vida un 4 de abril de 2003. Mientras su cuerpo se lo permitió, no dejó pasar un día en visitar  y cuidar su campo, sus rosas verdes y sus limoneros, sus naranjos y sus mandarinos, sus limas y sus pomelos, unos minutos bastaban para ver cómo iban las cosas. Su último deseo fue construir una habitación bajo el mismo techo que sus hijos y la mujer con la que decidió casarse. No es de extrañar que  Manuel García Infantes, el salvador de las rosas verdes de Santomera, siempre conservara en su cartera la imagen de  la persona que les dio a sus dos hijos. 

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Gracias a ellos, y a todas las generaciones anteriores, hoy podemos escribir la historia de las rosas verdes de Santomera’. Un orgullo para quien firma este artículo. 

 

 

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

 

 

 

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