El pasado 28 de septiembre, las rosas verdes de Santomera, al parecer, se convirtieron en una ofrenda a los 100 años del nacimiento de Julián Andúgar, el poeta más reconocido de Santomera. La sorpresa fue motor de un continuo homenaje. Algunos vecinos se solidarizaron con la causa y llevaron flores variadas al monolito de la plaza de Manuel Campillo durante todo el día. Las rosas verdes fueron estimulo para sus vecinos en ese sano ejercicio de reconocer a sus personajes más ilustres, con gestos tan nobles como la entrega de una flor a alguien que dejó una profunda huella en muchos de los que han querido recordarle. Plausible.
Este artículo es una contestación a todos los seguidores de las rosas verdes de Santomera que, de buena fe, han estado preguntando por este asunto en los últimos días. Personas, con nombres y apellidos, que han querido saber el motivo de la iniciativa y detalles de la misma. A los que siempre han respetado esta historia, por respeto a estas rosas y a sus protagonistas, esta requerida respuesta.
Aunque este texto sigue estando firmado por un servidor, lo que a continuación viene es una declaración oficial y formal de los herederos de Don Claudio Hernández-Ros Murcia. Los cuales han creído oportuno pronunciarse en pro de la investigación de las rosas verdes, así como en el obligado respeto a la honorabilidad de la familia Murcia.
“En primer lugar, nos gustaría manifestar nuestro agradecimiento al anónimo que colocó las rosas verdes en homenaje a Julián Andúgar. Es un honor que el pueblo de Santomera empiece a sentir como suyo el vegetal con mayor valor histórico del municipio, algo que lo hace único ante terceras personas que vienen de fuera. Gracias a todos los que aplaudisteis la medida y visteis en estas rosas lo que nuestra familia ha visto desde que las trajo a Santomera en el último tercio del siglo XIX. Un verdadero tesoro.
En segundo lugar, y por respeto a la verdad, queremos negar la posibilidad de que dichas rosas verdes fueran las del Jardín de nuestra familia. Sólo a los descendientes de Don Manuel García Peña, al que todos recordamos con un absoluto cariño y respeto, se les permitió la posesión de las originales rosas verdes del Jardín. Y nos consta que ninguno de ellos es responsable de haber dejado las rosas sobre el monolito. Por lo tanto, las rosas verdes entregadas al poeta, pese a ser similares, no corresponden a la originalidad que aquí apuntamos.
Con esto, queremos poner en valor una de las cosas más preciadas que nuestros antepasados plantaron y cuidaron en Santomera, cuya custodia fue entregada únicamente a Manuel García Peña y su familia. Vemos justo y necesario realizar estos apuntes por respeto al propio pueblo de Santomera, al que nuestra familia siempre ha visto como pueblo suyo.
Nos acompaña la convicción de que las rosas verdes del Jardín están a buen recaudo, y que la divulgación de su historia a manos de Manuel, al que ayudamos en todo lo que podemos, está consiguiendo sus frutos. Pensamos que su trabajo no solo pone en valor a un notable vegetal, a un extraordinario pueblo como es Santomera, sino que se ha convertido en una lucha por el reconocimiento social e institucional de los valores que han acompañado a los protagonistas de este singular relato que es La Historia de las rosas verdes de Santomera.”
MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ
MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ 