LAS FAMOSAS ROSAS VERDES DE SANTOMERA

Las “personas orgullosas” suelen estar “mal vistas”, sin embargo, imagino que quien ve a éstas con malos ojos obedece al evidente hecho de no tener ningún motivo para sentirse orgulloso.

Todos y cada uno de los habitantes de SANTOMERA tenemos (aunque algunos lo duden, otros lo nieguen, o simplemente haya quienes lo ignoren) muchos motivos para sentir un profundo orgullo por pertenecer a este pueblo que, entre muchas cosas más, consiguió segregarse con mucho tesón, ejemplaridad y una nobleza que a día de hoy sirve de ejemplo y “lección moral” a todos. Nuestro municipio tiene una historia francamente excepcional, una historia que, a mi juicio, aún está por descubrir y por escribir.

Permitidme, queridos vecinos y habitantes de este hermosa Santomera, que, modestamente, contribuya en el ánimo de hacernos levantar la cabeza, sacar pecho y decir allá donde vayamos: “soy de Santomera”. Con esto, y con mucha humildad, se escribe una nueva página de nuestra propia historia.

Os presento algo que algunos conocen, muy pocos han visto, y por lo que he podido investigar ni los mayores expertos en botánica han podido dar respuesta a muchas de mis preguntas. Me lo he trabajado y he hecho los deberes: aquí tenéis, las famosas rosas verdes de Santomera.

fotos oct 15 156

Son verdaderamente singulares y excepcionales. En España, y hasta donde yo sé, solo hay un ejemplar y lo tenemos nosotros, está en Santomera. En Europa solo hay unos pocos en el norte de Italia. Y en el resto del mundo tenemos que irnos a EEUU o a Australia, donde también son muy escasos los ejemplares de esta rareza de la naturaleza.

Las rosas verdes, o rosa chinenensis viridiflora, llegaron a Santomera de la mano de D. Juan Murcia Villalonga, biznieto del primer Murcia asentado en Santomera, a su vez abuelo de nuestro estimado Don Claudio, yo conocí a éste último y os aseguro que era toda una institución humana. Se aclimataron en el Jardín (lo que iba a ser el pulmón de Santomera), donde han sido custodiadas por mi propia familia con mucha dedicación durante décadas. En palabras del propio Don Claudio, si estas rosas siguen entre nosotros es “gracias a la mejor persona que he conocido, sin él nada hubiese sido posible, Don Manuel García Peña” (Hijo Adoptivo de Santomera).

La primera noticia que tenemos de estas rosas data del año 1743 y fue en la Exposición Universal de Paris de 1856 donde se presentaron al público y donde uno de esos ejemplares hizo un peculiar viaje a este pueblo. “Un monstruo con los ojos verdes”, fue la primera crítica que recibió de los expertos internacionales en un texto londinense. También han llegado a llamarla: “curiosidad fea en el mundo de las rosas”. Sin embargo, y con el tiempo, se ha ganado a pulso esta singularidad que, repito, es motivo de orgullo porque, a día de hoy, aún podemos disfrutar de ellas. “Artículo de lujo para los coleccionistas más escrupulosos”, es una de las últimas alabanzas que ha recibido del mundo de la floricultura.

Estas rosas nacieron de una mutación fortuita de la Rosa china y empezaron a comercializarse por una empresa británica el mismo año de su aparición en París. Entre sus singularidades cabe destacar su color (un verde estacional, sus bordes van evolucionando hacia un rojo oxidado con el paso del tiempo), su ligero olor a pimienta (quién nos lo iba a decir…) y su ausencia pétalos (solo tiene sépalos, fue la mayor transformación que sufrió en aquella mutación). La planta es estéril, por lo que depende de la generosidad de las personas que mediante esquejes han conseguido que aún estén entre nosotros. Todo un privilegio a nivel mundial. Estas rosas simbolizan: esperanza, fertilidad, crecimiento, generosidad y buena voluntad.

Cuando tengamos claro la idea de que somos un pueblo compuesto por singularidades, de personas diferentes que nos necesitamos los unos a los otros para una sana convivencia, para crecer juntos, solo entonces comprenderemos que cualquier logro individual debe ser bienvenido por todos, como estas rosas tan raras, que, al fin y al cabo, aunque han sido muy pocas las personas que  se han encargado de que estén entre nosotros, no dejan de ser una seña de identidad de Santomera. Todo un orgullo.

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

Deja un comentario