EL ORIGEN DE LAS ROSAS VERDES DE SANTOMERA: DON JUAN MURCIA Y REBAGLIATO

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POR

MANUEL GARCÍA SÁNCHEZ

 

 

 “Las tradiciones son las raíces de cada uno.

Y cuando a una planta se le quitan las raíces, la planta se seca”

Antonio Díaz Bautista

 

 

La rosa verde

La rosa viridiflora es una rosa clasificada, en cuanto antigüedad, en la categoría de rosales antiguos, es decir, aquellos que tienen una existencia anterior a 1867. Por ello, se distingue de la categoría de rosales silvestres y rosales modernos. Es una rosa nacida de una mutación. Sin pétalos que mostrar al mundo, todos los órganos de esta rosa acabaron convirtiéndose en hojas, es decir, en sépalos, constituyéndose así en un ‘mutante estable’ estéril, como asegura uno de los últimos estudios científicos en el que han intervenido científicos de nacionalidad francesa y china: The Rosa chinensis cv. Viridiflora Phyllody Phenotype Is Associated with Misexpression of Flower Organ Identity Genes (2016).

Como si de una planta enigmática se tratara, su ligero olor a pimienta nos invita a detenernos ante ella. No estamos ante una rosa verde cualquiera, sino, probablemente, ante la primera rosa verde llegada a España. Para más señas, las rosas verdes de Santomera poseen un ‘tipo nomenclatural idéntico’ a las rosas verdes expuestas en 1856 en la Exposición Universal Agrícola de París, y así lo certifica en la actualidad el Dr. Diego Rivera,  Catedrático de biología vegetal de la Universidad de Murcia.

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La rosa viridiflora de Santomera en la actualidad. 2017

 

Su historia

Sin embargo, es su propia historia, el relato que las envuelve, el gran valor que poseen estas flores verdes. Una odisea que se aproxima al siglo y medio. Y este valor añadido es el que aportan sus propios protagonistas, personas que vieron en Santomera una tierra excepcional y que quisieron hacer de este pueblo un icono en el panorama nacional, conservando este singular tesoro para orgullo de todas las generaciones venideras de santomeranos.

En esta ocasión, os presentamos al  primer protagonista de esta curiosa historia: don Juan Murcia y Rebagliato. Con todos ustedes, el primer Caballero de las rosas verdes de Santomera.

 

Don Juan Murcia y Rebagliato

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Don Juan y algunos de sus jardineros

Don Juan MR (1852-1891), fue bisabuelo de don Claudio Hernández-Ros Murcia (1937-2013); nieto del primer Murcia llegado a Santomera, don Juan Murcia Martínez (1790-1852); e hijo de don Antonio Murcia García (1822-1862), probablemente el primer Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén -nombre original de la ‘Cama’-. Abogado del ilustre Colegio de Madrid, Comendador de número de la Real y distinguida Orden Americana de Isabel la Católica, Caballero de la Orden de Carlos III, Caballero de la Orden del  Santo Sepulcro de Jerusalén, Caballero Hijo-dalgo de la villa de Madrid, Diputado Provincial, expositor de prestigio en certámenes de floricultura, miembro de los jurados más importantes de botánica nacional del siglo XIX español…

 

El Jardín de Santomera y la Exposición Nacional de plantas, flores y aves de Madrid, 1880

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Jardín de don Juan Murcia en la década de los 80 del siglo XIX. Santomera

Durante la década de los años setenta del siglo XIX, don Juan plantó un ejemplar de viridiflora,  ubicándolo frente la fachada de levante de la Casa Principal de la Finca del Huerto.  En  Santomera creó un jardín que acogió un total de 214 variedades de rosas. Todas ellas, junto a la rosa verde, fueron clasificadas y presentadas en el Jardín del Buen Retiro de Madrid en el año 1880, en la Exposición Nacional de Plantas, Flores y Aves, organizada por la Asociación madrileña protectora de los animales y las plantas. Este mismo año, el año en el que las rosas verdes viajan a Madrid, nace su primera hija, Adelaida Murcia de Villalonga.

En el Jardín de Santomera, junto a este escrupuloso coleccionismo, se encontraban algunas especies plantadas por su padre don Antonio, como el ficus y la araucaria excelsa, y probablemente las yucas y algunos cipreses -aunque sobre estos datos concretos no existe consenso por parte de la familia en la actualidad-.

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Catálogo de la Exposición Nacional de Plantas, Flores y Aves de 1880

 

La crónica que recoge La Ilustración Española y Americana de dicha Exposición, el 15 de junio de 1880, comienza así:

“El laudable propósito de mejorar las costumbres, educando a la humanidad en el bien y fortaleciendo las creencias y los sentimientos que apagan todo instinto cruel y toda tendencia perniciosa, han agrupado en los pueblos cultos a los hombres de buena voluntad, dando origen a las sociedades protectoras de los animales y de las plantas.”

La Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento, creada por la ley de 1º de Agosto, en su Tomo XV (de abril a julio 1880), nos relata que “sobre bonitas bandejas, sostenidas por ligeros pies de fina madera, lucen también en el expresado pabellón las admirables colecciones de variadas y aromáticas rosas presentadas por el muy distinguido expositor D. Juan Murcia y Rebagliato.   S .M. la Reina se ha fijado principalmente en dichas colecciones de flores sueltas, prodigándolas grandes elogios”.

Mientras las rosas verdes eran presentadas en la segunda bandeja de madera ante S. M. la Reina en la villa de Madrid, su hermano Andrés, el mismo año, según los actuales herederos de la zona de Alicante, plantó el palmeral de Ferris en Torrevieja, en el que todos los hermanos pasarían allí algunos veranos.

Otras fuentes, como el periódico El Día, el 6 de Junio de 1883, recogería la crónica de la Exposición Nacional de Horticultura, celebrada  días antes. En ella, don Juan figura como uno de los miembros del jurado. Un año antes, en 1882, nació su segundo hijo, Juan. En 1884 llegaría al mundo su tercer hijo, Ramón. Y en 1885, lo haría Teresa.

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Don Juan y don Andrés en la plaza de la Finca del Huerto

 

Algo más que un espectacular jardín

La familia Murcia, de raíces huertanas, al unirse con la familia Rebagliato, comerciantes italianos de origen (la madre de don Juan, Teresa Regabliato Sorzano, era hija de Andrés Rebagliato Pescetto), tuvieron, además de una apasionada afición a la floricultura, un absoluto interés por la agricultura. Casi todos los miembros de esta familia consiguieron premios en certámenes de floricultura y horticultura.

Además del Jardín, dos parcelas frente a la fachada principal de la Casa donde vivían los tres hermanos, se convirtieron en un auténtico laboratorio donde se experimentaba con cítricos. Las naranjas de obispo, o naranjas dulces de Santomera, fueron una creación de don Juan. Así como algunas variedades de mandarinos,  pomelos, limones dulces, limas amarillas, limones amorfos… Todo lo que había en estas dos parcelas era, sin duda alguna, un constante objeto de examen por parte de los estudiosos de la agricultura, que encontraban en Santomera ‘un tesoro lleno de tesoros’. Como se constata en las fuentes de la época, don Juan era uno de los mayores conocedores de la huerta murciana, como su hermano Andrés lo era de la huerta de Alicante.

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A izquierda y derecha, el laboratorio de experimentación de don Juan, restaurado y conservado por don Claudio Hernández-Ros Murcia y Manolo del Jardín en la segunda mitad del siglo XX

 

Fallecimiento de don Juan

El 12 de mayo de 1891, a la edad de 39 años, falleció don Juan.

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Pese al fallecimiento del primer protagonista de la Historia de las rosas verdes de Santomera, la familia Murcia siguió prendada de esta tierra. Las rosas verdes, desde el siglo XIX, han estado custodiadas de generación en generación, con no poco recelo. Mientras muchos otros tesoros, por avatares del destino (entre los complejos y complicados procesos de herencia y evolución de la finca), han ido desapareciendo por el camino hasta nuestros días, ellas, estas flores verdes únicas, se han convertido en las grandes supervivientes de esta excepcional historia, un legado de incalculable valor patrimonial.

 

 

He aquí,

para la ilustre Historia de este pueblo y para que pueda ser contada a sus hijos con orgullo,

el origen de las rosas verdes de Santomera.

 

 

 

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